Una semana sin móvil, una semana perdido, sin poder capturar los momentos, la desesperación se apoderó de mí y me hizo llevar a todos lados mi cámara digital, demasiado esclavo de la velocidad del obturador, demasiado esclavo de la reducción de ruido, demasiado esclavo de la belleza formal y de la técnica.
No es lo mismo.
No es lo mismo.
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