EL HILO DE LA PASIÓN

Espero el autobús, apoyado en un poste plateado con la cara del engendro al que llaman Fluvi, un poste que habla, esta metalicamente caliente, estamos en Zaragoza a mitad de Julio, y son las cinco y media, es normal. No llevo gafas de sol, me estoy quedando ciego, mi gata coloboró ayer en su desmontaje, me duele el ceño de fruncirlo y se me ponen los ojos de camboyano al evitar quedarme ciego.

Sin vista pero con olfato, a mis fosas nasales llega un agradable olor, un olor a gel de baño, a persona limpia, un olor alegre que guía mi nariz hasta un ser humano que resulta ser del genero femenino, de mediana estatura, pelo negro, largo y rizado, de formas delicadas pero contundentes y unos generosos pero abarcables pechos que amenazan desde lo más profundo de una camiseta negra, viste bien, de manera nada pretenciosa, y mucho menos provocativa.

Se posiciona frente de mi, como el sol le da en la cara puedo ver a traves de unas enormes gafas de sol que tiene unos ojos grandes y redondos, unos ojos que me miran tras el sutil ahumado de unas Dolce Gabana que valen más de lo que yo llevo puesto encima, dentro de la mochila y de la cartera, y me mira a los pies, yo gano, hoy llevo unas converse bastante molonas y ella unas chancletillas, mejor un empate, tiene los pies bonitos.

LLega el 23, por fin, voy a cruzarme media Zaragoza, pago, me subo y me siento, ella sube detras de mi y se queda de pie,apoyada contra la barra que protege el cristal, si se quitara las gafas sabría si es guapa o no, tiene los labios y la nariz bonitos, pero ya no se más. El autobús empieza a circular,y no para de mirarme, sortea las cabezas que se interponen entre nuestra linea de comunicación, y yo como hoy paso de todo, también la miro, pero con dos cojones, sin gafas, como diciéndole que ahi estoy, que no voy a bajar la mirada, que no me voy a rendir, y así hasta que sucede lo inevitable......

Se desprende de la barra y se acerca a la puerta del autobús, sigue mirándome, ha empezado a mover una pierna de forma nerviosa, se agarra el muslo con la mano izquierda, la presión se marca en la tela de sus vaqueros, me esta pidiendo que me baje, quiere conocerme, saber de mi, o tal vez besarme, o darme un abrazo, el autobús para, y me hace un gesto con la mano, un gesto oculto bajo la linea de sus caderas, yo ladeo la cabeza y aprieto los labios, ella lo ha entendido perfectamente, he roto el hilo de la pasión, lo ha roto mi cerebro, por costumbre, por respeto, por honor, pero lo he roto, no la volveré a ver más, seguro que piensa que soy gay, o un cabronazo, ya da igual.

Este relato apresurado y de cadencia mortal, es una metáfora, una metáfora que define el fracaso de un creador, romper el hilo que te une a tu pasión, a tu arte, a lo que das vida y te hace feliz, es una traición.
El ser humano se ha perdido grandes artistas que apuntaban maneras y que por causas diversas, como la propia supervivencia o la moral, han abandonado el duro mundo de la creación.

Trabajemos para que los artistas que se esconden detras de monos de mecánico, batas de limpieza, uniformes de autobusero o porras de vigilante, puedan seguir alimentando una sociedad enferma, cuya única medicina es el arte, vía intramuscular.

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