Y... ¿AHORA QUÉ?



Tres meses son más que suficientes para demostrar que una ciudad tiene la capacidad organizativa necesaria para poner en marcha en menos de dos años una exposición internacional, ese tipo de eventos que perdieron su razón de ser hace como 50 años y que hoy en día sigue existiendo reconvertidos, hasta la fecha, en grandes escaparates turísticos y plataformas de auto promoción, para países, regiones y entidades privadas.

El éxito de Expo de 2008 reside únicamente, en su temática, en haber sido un foro de encuentro para expertos en ecología y desarrollo sostenible, y para mostrar una preocupación creciente por el que será el vector de desarrollo más importante en los próximos años, el agua.

Cuando titulé esta entrada mi preocupación no era quién se va a quedar los edificios, bonitos pero inservibles como la torre del agua o en pabellón puente, o que empresas van a ocupar los edificios que ocupaban los pabellones hasta hace dos días, la pregunta va más allá.

¿Vamos a creer en el espíritu de la Expo más allá de los tres meses que ha durado la muestra? En la que el agua era el eje central de una serie de buenos propósitos y reseñas pedagógicas que hacían llevarse las manos a la cabeza a más de uno, en más de un pabellón o ¿Vamos a mirar para otro lado cuando los americanos de Gran Scala metan sus excavadoras en los monegros, cuando definitivamente alguien les venda el trozo de tierra que necesitan para colocarnos su historieta, cuando empiecen a perforar para encontrar acuíferos o a solicitar permisos para desviar el agua de los canales del desierto patrio?

Auguro un invierno caliente, lleno de los titulares que se han ocultado durante la Expo para, ya saben, no empañar la imagen, porque no es normal que a principios de año todos se dieran palmaditas en la espalda, políticos, empresarios y los americanos, y durante estos tres meses apenas hayan aparecido en los papeles, es como si los hubieran metido en un armario envueltos en la bandera de las barras y la estrellas.

A ver si nos lo rebozan bien, a ver si nos lo venden bonito, porque para mi que el hormigón necesita agua, y a ver si estamos plantando cereal y va a resultar que podíamos estar cultivando tomates como sandías.

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